El día 3 de febrero de 2011 Arnaldo Ramos Lauzurique y Martha Beatriz Roque Cabello visitaron a Alejandrina García de la Rivas, en el poblado de El Roque, municipio de Perico, provincia de Matanzas, a unos 175 kilómetros de La Habana.
El poblado donde vive Alejandrina está después de la prisión de Canaleta, y antes de llegar al mismo hay aparcado un auto patrulla y una motocicleta, con oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria y la Seguridad del Estado, que pidieron los documentos al chofer del auto que los conducía y a cada uno de ellos el carné de identidad.
El pueblo es muy pequeño, las calles no están asfaltadas y en la entrada del camino de ella había otro auto patrulla.
En la casa estaba Alejandrina, en su séptimo día de huelga de hambre, se le ve más delgada y débil, pues solo toma agua cada una hora, un poquito. La acompañan sus hijos, una prima, una tía, la hermana de Diosdado y algunos disidentes de Matanzas. También estaban Saylí y Sonia, hija y esposa de Félix Navarro, uno de los presos de los 75 a los que no se les ha excarcelado por no querer abandonar el país.
Se personó en la casa un médico y su asistente, y le midió la presión y le tomó el pulso. Según ella, primera vez que iba a verla, es el médico del poblado que entra allí una vez a la semana. Tenía la presión en 140 con 90 y 88 pulsaciones por minuto. Ella lo atribuyó a que se había emocionado con la visita de los dos hermanos de causa de su esposo.
Es preocupante que el gobierno cubano en complicidad con la jerarquía de la Iglesia Católica y el gobierno español, dejen morir a esta mujer y a su esposo que la acompaña en la huelga de hambre; así como el también preso de los 75, que no quiere abandonar el país: Pedro Argüelles Morán.
En ese poblado no hay hospital, no hay urgencias médicas donde llevarla de ser necesario, aunque ella ha pedido que no lo hagan. La única solución posible si cae en una hipoglucemia es suministrarle agua con azúcar a través del recto.
Se adjuntan fotos de la soledad en que se encuentra esta valiente mujer que ha dicho, que si el gobierno no le permite salir a la calle con carteles, pararse en la Plaza de la Revolución o cualquier otro acto en favor de su esposo, tuvo la necesidad de tomar este camino, aunque es católica practicante.
Hasta las 4 de la tarde, ninguna autoridad la había ido a ver, ni tampoco el clero.
El próximo 23 de febrero se conmemora un año de la muerte d Orlando Zapata Tamayo, también en una huelga de hambre. Dios permita que estos otros presos y la esposa de uno de ellos no corran igual suerte. La comunidad internacional debe acudir en la ayuda de todos.
La Habana, 4 de febrero de 2011.