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No.117
Jorge Alberto Liriano Linares
Desde la prisión Kilo 8 (Régimen especial)

Por estos días el mundo vive entre dos tragedias, la de la guerra y la del medio ambiente. Cuba un pequeño estado insular ubicado en el continente americano, sufre una tragedia mayor, el desastre de la corrupción; un agujero obscuro en el que gravitan los dirigentes y militares a todos los niveles de la sociedad.

Históricamente la corrupción es un flagelo ligado a los regímenes dictatoriales, todos conocemos cuan perjudicial resulta a la economía de cualquier Estado y sistema social del planeta. La corrupción retuerce el sentido de las democracias y torna reversible cualquier modelo social. Los más afectados por este desastre son los pobres, ese cubano de a pie que sale a las calles cada día en busca del sustento para sobrevivir y que en Cuba son tipificados por “luchadores”. La batalla del cubano humilde es dura y difícil, cada día enfrentando a la policía, los inspectores y cuanto funcionarios públicos lo asedien en su vagar hastiado de la miseria y las penurias del sistema.

Se impone el cansancio de escuchar mentiras de bloqueos que solo existen para los pobres y las consignas populistas de un sistema que hace llamados a producir a conciencia, pero sin remunerar el trabajo y calentar el estómago.

Después de más de medio siglo de Revolución, los cubanos nos percatamos que nada se ha hecho, nada se ha avanzado y seguimos hundidos en la misma miseria y desamparo. De aquella histórica frase pronunciada por Fidel a los inicios de tomar el poder por la fuerza: “Esta es una Revolución de los humildes y para los humildes”, sólo nos queda un recuerdo amargo y una triste realidad.

Ingenuos los que creyeron en aquellos militares barbudos. Los militares son los mismos en todos los tiempos y gobiernos. Tras 52 años de dictadura en Cuba, cada día gana más terreno la improductividad, el robo, la indolencia, el despilfarro y la inconsecuencia; pilares que estandarizan la corrupción e inclinan la balanza hacia la autodestrucción del sistema.

Si queremos referirnos a la corrupción en un país socialista, hay que remontarse a su columna vertebral, los cuadros de dirección. En el socialismo, vale la pena aclarar, el Estado es el dueño de todo, la propiedad privada no existe, por lo que el Estado debe apoyarse en ciertos dirigentes consagrados que cuenten con preparación y conocimientos económicos profundos. Cuadros de dirección que se identifiquen con los procesos productivos y que por supuesto que cuenten con cierta dosis de moral, ética, estoicismo y que sean exigentes sobre la base del ejemplo propio.

Lo cierto es que debido a las necesidades materiales, tal vez movidos por el paternalismo consecuente de las instancias superiores y el exceso de poder que a lo largo de los años ha sido un peligro en mano de muchos hombres, en Cuba se perdió la consagración y el respeto por la eficiencia y la eficacia económica. A muchos dirigentes cubanos se les han subido los humos a la cabeza y a pesar de que siguen gritando Patria o Muerte, más bien se inclinan por la primera, aún cuando saben no son ejemplo ante la sociedad, y mucho menos ante sus subordinados, convirtiéndose en grandes abusadores del poder.

Los militares que representan la fuerza represiva del sistema y la cabeza de cada Ministerio, vale la pena recordar que Cuba está regida por una dictadura militar, estos tampoco están fuera de la tragedia. Altos funcionarios del Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, henchidos de poder, viven a la usanza capitalista, afectados por el consumismo de mercado, les ha dado por coleccionar residencias y palacetes, casas de recreo y hasta pequeños islotes en los cayeríos de recreo. Mansiones con piscinas, climatización centralizada, residencias con equipamientos de lujo de última tecnología. Ello sin contar con las colecciones de automóviles, algunos que otros yates y hasta trenes y helicópteros privados, dignos de magnates petroleros.

A esta mafia militar nadie le controla los gastos, que por supuesto van muy por encima de las reducidas posibilidades de ingresos que les concede el sistema. Son impunes a las verificaciones y cuestionamientos. Tal vez como una réplica a sus históricos maestros de la dinastía castrense.

Si pasamos revista entre estos altos militares, nos percatamos como sus conciencias están plagadas de autoritarismos y de tolerancias insuficientes, que los hacen actuar inconsecuentes con las ideas que dicen defender. Lo que indica que esta clase de nuevos ricos militarizados andan poniéndose grados y rasgos cargados de estrellas y ramas en pos de la autodestrucción corruptiva del sistema.

Un vivo ejemplo -muy reciente por cierto- es el derrumbe del Sanatorio para Reclusos Enfermos de SIDA, que se construía en la Prisión Kilo 9. La obra llevaba varios años en construcción con una inversión millonaria en recursos materiales. Altos oficiales del Ministerio del Interior y funcionarios de la misma instancia, se robaron el cemento, el acero y hasta la arena de resistencia. Los constructores, simples reclusos, levantaron los edificios con cocoa y era de esperar el derrumbe, que milagrosamente no causó pérdidas de vidas.

Durante años, las obras en construcción que lleva a cabo el Ministerio del Interior, han servido de fuente para robos y desvío de materiales que son destinados a la construcción de palacios y mansiones y a cuantas cosas obscuras se pueden desprender de semejante bandidaje.

No es nuevo que a los revolucionarios cubanos les falta la previsión, el control y la exigencia en el cumplimiento de la labor que les corresponde. De ejemplos y muchas justificaciones está llena la historia de la Revolución socialista de la Isla. Lo doloroso y triste de esta tragedia es que los responsables continúan en sus puestos y disfrutan de sus confortables bungalós frutos de la indolencia y la desidia. Continúan esos cargos encubiertos y amamantados por el poder, en muchos casos ni la propia dirección del país se entera de lo que pasa y los capos de la mafia militar continúan su desenfrenada carrera, enriqueciéndose a costa del lugar hegemónico que ocupan y la omnipotencia que se atribuyen, sin detenerse a pensar en los daños que causan –en este caso- a los enfermos de SIDA que continúan siendo torturados y sometidos a condiciones de vida infrahumanas en una celda común de la prisión Cerámica Roja hace más de un año.

Una realidad palpable es que la sociedad cubana se derrumba, se desmorona al compás de las obras constructivas. El régimen carcomido por la corrupción de los que dicen ser sus más fieles guardianes se está autodestruyendo.

Fenómenos como la corrupción, hacen más estragos en una sociedad que las armas nucleares y los desastres naturales. Cuba y su sistema social son una muestra de ellos, el proceso se torna reversible, la sociedad se derrumba, se autodestruye y el pueblo comienza a demandar cambios. No cabe dudas, Cuba necesita un cambio, un cambio integral del sistema político, económico, social y jurídico para evitar el desastre y frenar los abusos del poder y la corrupción que engendra este peligroso flagelo.

Camagüey, 6 de setiembre de 2010.

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La economista cubana Martha Beatriz Roque Cabello es fundadora del Instituto de Economistas Independientes de Cuba y líder de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil.
Martha Beatríz Roque fue arrestada por segunda vez durante la más reciente ola represiva desatada por el régimen castrista en marzo del 2003 y fue la única mujer condenada a 20 años de prisión y confinada a la Prisión de Mujeres “Manto Negro” en La Habana, en una celda aislada de máxima seguridad. Después de meses sin recibir asistencia médica para sus problemas de salud incluyendo mareos, parálisis en el lado izquierdo del cuerpo, dolores en el pecho, desorientación, vómitos, diarrea, y sangramientos por la nariz y gracias a la presión internacional, fue finalmente transferida al Hospital Militar Carlos J. Finlay en La Habana en agosto del 2003, donde le diagnosticaron diabetes, y otros problemas. Finalmente fue liberada mediante un alta médica el 22 de julio de 2004 . Actualmente vive en su domicilio con "Licencia extrapenal por motivos de salud", pero sobre ella continúa vigente la condena de 20 años de prisión.Este Blog ha sido creado para publicar toda la información, artículos, denuncias y reflexiones que a riesgo de su propia vida siguen saliendo desde su mesa de trabajo en La Habana- Cuba.

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